Tenedores y violines

Año
2020
Dirección
Manuel Serrano
Duración
8'
Clasificación
Apta para todos los públicos
Temática
Otros valores sociales

Los instrumentos musicales son uno de los principales protagonistas de este proyecto ya que tienen una peculiaridad común: están hechos con residuos. Gracias al uso de tenedores, cajas de cereales, tornillos o coladores se pueden elaborar violines o guitarras. De esta manera se pretende concienciar sobre la importancia del reciclaje y el cuidado del medio ambiente.

Aunar el mundo de la música con el cuidado del medio ambiente es la apuesta que hace la orquesta de niñas, niños y jóvenes del Pozo del Tío Raimundo en Madrid (España) llamada “La orquesta del reciclaje”. Es una apuesta que hace de la creatividad la herramienta fundamental para superar situaciones de exclusión social, obstáculos para acceder al derecho a la cultura, pero también, de manera creativa busca concienciar sobre el consumo responsable.

Por esto, los procesos de reciclado se convierten en protagonistas de TENEDORES Y VIOLINES, porque reciclar es el primer paso para la conformación de esta orquesta, y que tiene efectos positivos a nivel individual, comunitario y social. Los instrumentos que tocan niños y jóvenes son hechos con materiales reciclados, para lo cual, el lutier Fernando Solar se ha puesto en la tarea de darle nueva vida a cajas de galletas, tenedores, latas de comida y demás objetos que se transforman en violines, chelos, violas, entre otros.

El proyecto musical que se documenta en el cortometraje ha contado con el reconocimiento social mediante la apertura de espacios como el Teatro Real o el Auditorio Nacional de Música en Madrid, para la presentación de conciertos de este grupo de adolescentes y jóvenes. La potencia de esta iniciativa es reconocible en cada palabra o gesto de los músicos y profesores, la plenitud de les ofrece la pertenencia a la orquesta y los retos que han supuesto para el lutier los han unido en lo que para muchos es su segunda familia.

Ahora, para protagonistas y observadores, los envases y demás materiales que antes eran vistos como residuos se convierten en oportunidades. No solo se le da una nueva vida a todo aquello que iba a terminar en un contenedor, aumentando los restos inservibles que invaden la Tierra, sino que se le da una oportunidad a aquellos que no tienen los medios de acceder a un violín, por ejemplo, una oportunidad de desplegar su capacidad creativa, de pertenecer a un colectivo unido por el poder del arte, a una sociedad inclusiva.

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